La espera de Jesús en nuestras vidas

Cada año culminamos con una de las fiestas más importantes para los cristianos. Llena de felicidad y regocijo que inunda cada espacio con colores, luces y mucha alegría; es la época del año en que compartimos con nuestras familias y que también es un excelente momento para presentar a los niños la vida de Jesús y lo importante es para nosotros como critianos y católicos.

Esta fiesta de Navidad celebramos el nacimiento del ejemplo más fiel de lo que significa ser Santo, desde su llegada al mundo y su concepción, Jesucristo, mostraba la imponencia de su divinidad y su cualidad de todopoderoso; a su vez, nos muestra su humanidad, su fragilidad y con ello una versión de la santidad que es muy cercana, con la cual nos podemos identificar como hombres y mujeres de carne y hueso.

Esta cualidad divina y humana de Jesús es la característica más importante de su persona pues con ella nos enseña cómo seguir los pasos de Dios como humanos, pero a su vez nos muestra todo lo que significamos para el Padre, entregándonos una parte de su divinidad para poder apreciarla en la tierra. Es por ello que en este artículo queremos abordar lo que representa que Jesús haya nacido en esta tierra y cómo esto impacta en el plan de salvación de Dios. 

Antes que nada, es importante mencionar que esta es la primera fiesta importante del nuevo calendario litúrgico; la espera a este momento se llama adviento que literalmente significa “venir” o en este caso la venida de Jesús. Con este tiempo de adviento se pretende, dentro de la iglesia, con la liturgia, oraciones y lecturas preparar a los feligreses para la segunda venida de Jesucristo, y para ello tomamos de referencia su primera venida, es decir intentamos entender el tiempo en el que se dio, el contexto y aquello que le hacía falta a la humanidad y de este modo aprender qué es lo que espera Dios de nosotros para el final de los tiempos cuando su hijo venga por segunda vez. 

Por ello es importante saber que en realidad estamos recordando cada parte de la vida de Jesús y esto en gran medida es para reforzar en nosotros la necesidad de verlo, de seguirle y aceptarlo como el rey de nuestra vida. Por ello el calendario litúrgico inicia con la espera de Jesús, para terminar el ciclo con la celebración de Cristo Rey del universo y de esta forma se culmina una etapa pero a la vez todo se  reinicia sembrando en nuestra vida la inquietud de desear ver a Jesús todo el tiempo conmemorando su nacimiento. Este, por su parte fue profesado miles de años antes de su llegada, por ello nos queda claro que en realidad, la verdad y las promesas que Dios nos hace siempre se cumplen. De este modo podemos estar seguros, sin lugar a dudas que se cumplirá la promesa de la segunda venida.

Centrándonos en el nacimiento de Jesús, este fue traído al mundo en cuna humilde, de una mujer santa pero al fin y al cabo humana, creció como un niño normal y su vida privada estuvo plagada de pequeños momentos en los que dejaba ver su divinidad y sabiduría. Aun así, este se despojó completamente de la misma y vivió como cualquier otro niño, aprendió a ganarse el pan del día, siguió las escrituras y cuando fue momento de iniciar su vida pública fue bautizado como símbolo de pertenencia al reino de los cielos, desde ese momento la vida de Jesús se convirtió en una para ser admirada.

Este simple hecho de su nacimiento nos da mucho de qué pensar, ya que, nuevamente nos sirve para incluir como reflexión y meditación para nuestras ReUniones. El hecho que Jesús haya nacido humilde y sobre todo humano, nos habla del deseo inmenso de Dios por querer que nos sintamos cercanos a él, porque aquello que necesitábamos era alguien que entendiera nuestros sufrimientos y luchas; que además, al mismo tiempo nos enseñara la forma de vivir fuera del pecado.

Recordar esto es importante para nuestra vida como cristianos porque poder ver nuestra vida y compararla con la de Jesús, por una parte podemos ver cuán privilegiados somos y por otra nos demuestra que para seguir a Dios solo es necesario un corazón humilde y dispuesto.

En navidad es justamente esto que recordamos, el nacimiento de Jesus es un ejemplo más de lo que él espera de nosotros como cristianos, de su profundo interés de quedarse a nuestro lado como lo hizo en aquel tiempo. Qué mejor forma de aprender como familia a seguir a Jesús que cada diciembre celebrar su cumpleaños y creer en la esperanza de la vida eterna que él nos prometió.

Celebra esta navidad creyendo que Jesús vendrá y que estarás preparado. Comparte con tus familiares y ayuda a los niños a entender de qué se trata esta celebración. Los regalos y reuniones son buenos para compartir y demostrarnos cuánto nos amamos, pero no hay regalo más grande ni mejor compañía que tener a Jesús recién nacido en nuestro hogar, familia y en especial en nuestro corazón.