María del Carmelo, protégeme

Una de las advocaciones marianas más queridas por los católicos es la Virgen del Monte Carmelo y sin lugar a dudas es una advocación que nos muestra el amor tan profundo de María y la inquietud que tiene nuestra amada madre por que logremos ver y vivir el plan de Dios, su plan divino de salvación.

Como católicos sabemos la importancia del papel de María en el plan de Dios para la salvación, ella por sus grandes virtudes fue escogida para llevar a su hijo en su vientre convirtiéndose en la primera custodia del verbo, pero su labor no terminó solo al dar a luz a Jesús, sino que se extendió desde su crianza, hasta su muerte e incluso siendo testigo de su resurrección, pues María es el verdadero ejemplo de iglesia y el modelo a seguir de cómo ha querido Dios que vivamos como reflejo de esta. Por ello cuando Jesús nos la entregó como madre de todos, la responsabilidad de María se convirtió en la eterna cuidadora de todos los hijos de Dios. Es, bajo este concepto de maternidad y de protectora, que María advoca por nosotros como la Virgen del Carmen.

La historia de esta advocación tiene un contexto y un pasado anterior a su concepción y a ser elegida como la madre de Jesús, pues está relacionada al profeta Elías quien contribuyó en fortalecer la fe del pueblo de Dios por sus oraciones. Todo empieza en el monte del Carmelo, el cual era el lugar de oración y asentamiento de los llamados Carmelitas, un grupo de ermitaños dedicados profundamente a la adoración y plegarias a nuestro Señor. Oraciones lideradas por el profeta Elías, quien en ese tiempo pedía a Dios para que acabaran las sequías, prometiendo a este eterna devoción y adoración, es así como Dios les tiene misericordia y llueve durante 7 días dándole fin así, a la sequía. Los carmelitas se fortalecieron como comunidad por este milagro y bendición, convirtiéndo se una comunidad llena de fe y comprometida con Dios, y es por ello que se esparcieron por todo el mundo,  y no fue sino hasta 1251 d.C, un 16 de Julio, a San Simón Stock, fundador de la orden Carmelita, se le aparece la virgen y le da su escapulario como promesa de salvación y símbolo de protección. 

Luego de este hecho histórico, la devoción a la Virgen del Carmen creció hasta convertirse en una de las advocaciones marianas más queridas por los católicos. y no solo porque María se apareció, sino por lo que representa su aparición y el mensaje que trae consigo. 

El escapulario es un Sacramental que nos ofrece protección y nos confirma como salvos mientras lo usemos, María lo habría ofrecido para que lo usáramos todo el tiempo, como la forma de consagrarnos a ella y al estilo de vida que nos propone, que no es otro que vivir de la forma en que Jesús nos enseñó; esto es porque cuando la virgen le entrega a San simón de Stock el escapulario le promete libertad y vida eterna, la promesa que nuestro Padre Dios nos hizo y que fue reforzada con la vida, pasión y resurrección de su único hijo, por tanto esta advocación es la forma de María como madre de demostrarnos su entero compromiso con nosotros y su preocupación porque sigamos el plan de Dios para alcanzar la salvación.

El escapulario no es más que la muestra física de esta promesa de amor de María como madre, ya que al usarlo nos comprometemos a seguir viviendo en santidad y la forma de mostrar que confiamos que seremos salvados. 

En muchas partes de latinoamérica y en España, la advocación de la virgen del Carmen es también representada como la patrona de los militares, conductores y transportistas, y la patrona de los marineros, la Stella Maris o la estrella del mar; ya que la promesa de María es, sobre todas las cosas, de protección y de libertad. Estas ocupaciones, en gran medida representan un riesgo para quienes las ejercen y es por eso que se encomienda al abrazo protector de nuestra madre para asegurar regresar a casa con bienestar.

Desde el inicio de la vida de María, su papel en el proyecto de salvación del mundo ha sido el de proteger, guiar y llevar al padre a sus hijos, con cada una de sus virtudes, con cada oración, con este sacramental que nos regala la virgen del monte carmelo, entendemos que su amor es real y que su sentido maternal hacia nosotros la hacen digna de ser denominada la madre de todos, el estilo de vida propuesto por la advocación de la virgen del carmen no es otro que seguir los pasos de Jesús y entregarnos como Elías a la oración a nuestro señor, porque aunque en nuestra vida haya sequía, si nos aferramos a él pronto seremos regados y refrescados por sus bendiciones.