Transfiguración de Jesús: Orar para llegar a la santidad

Como cristianos creemos que cada evento en la vida de Jesús está lleno de enseñanzas y nuevas perspectivas de vida para compartir con cada uno de nosotros; de esta forma, los evangelios son los textos que compilan todas estas enseñanzas y que además son la vida misma de Jesús. En este sentido, hablar del suceso con mayor muestra de la divinidad de Jesús, además de la resurrección misma y que además fue presenciada por varios apóstoles, es un suceso algo complicado de explicar, no porque se manifestase de forma compleja sino que este mismo está tan cargado de divinidad que para nuestra experiencia humana y terrenal, nos quedaremos siempre cortos para expresarlo pues no tenemos las palabras para describir dicho suceso, por eso aunque los evangelistas Mateo, Lucas y Marcos intentaran describir lo que había sucedido el día de la transfiguración, no alcanzaremos a imaginar la grandeza y divinidad que nuestro amado Señor Jesús posee. Aun así, si hay una manera para nosotros como mortales intentar aprehender esta divinidad, una herramienta que tenemos al alcance día a día y que nos permite, además tener una relación con Dios, y esta es la oración.

Primero que nada, tengamos en cuenta la terminología; la palabra transfiguración proviene del latin transfigurare que significa “hacer cambiar de aspecto” o “cambiar de forma”, esto quiere decir que Jesús se transformó, en este caso en un ser de luz, con sus vestiduras completamente blancas y su rostro resplandeciente. En Lucas capítulo 9 versículo 29 el evangelista nos dice: “Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante”, también en Marcos 17, 2 se versa: “Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.” Por último en Mateo 9, 3 dice: “y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo”, así vemos que lo que Jesús cambió, no fue solo su aspecto, sino que cambió en un nivel espiritual en donde, resplandecía su divinidad y no su humanidad, permitiendo ver su grandeza y la pureza de su espíritu.

Por la transfiguración de Jesús aprendemos que hay un elemento clave para que se pudiera transformar y mostrar su divinidad y esto es: La oración. En el capítulo 9 del evangelio de Lucas, sabemos que Jesús sube al monte a orar y mientras lo hacía fue cuando sucedió la transfiguración; por esto, aprendemos que este diálogo con Dios, la entrega a él en cuerpo y espíritu por medio de la oración es lo más importante para lograr la santidad y en consecuencia, la salvación. 

Por otro lado los evangelistas nos dicen que, Jesús invitó a sus discípulos Pedro, Juan y Santiago a orar con él; ellos, por supuesto, fueron testigo de este hecho y así es que reafirman, como seguidores de Jesús, la importancia de la oración y que además pudieron presenciar con sus propios ojos el milagro de la divinidad de nuestro Señor. La selección de estos apóstoles no fue aleatoria; por su parte, Pedro fue elegido por ser quien más trabajaba por Jesús, su devoción hacia los conocimientos y enseñanzas de Jesús lo hacían un seguidor digno de propagar la iglesia de Dios, porque era atento, inteligente y devoto a la causa de Jesús en la tierra, él es el ejemplo de fortaleza y conocimiento que necesita nuestra comunidad.

Por su parte está Juan, quien fue elegido por su pureza y haber cometido menos pecados, él representa para la iglesia el ejemplo de santidad y la figura en quien Jesús le confió su madre, haciéndonos saber que nos ama incondicionalmente y por ello quiere que veamos en Juan como modelo a seguir. Por último, tenemos a Santiago, quien fue el más devoto y quien más se aferraba a Jesús, con esto nos quiere enseñar nuestro Señor que así como su amor es incondicional él espera que sea recíproco y Santiago está para representar esto. 

Hablar del papel que cumplio cada discipulo y el porqué fue escogido para presenciar la transfiguración es de especial relevancia en relación con la oración pues estas son las actitudes que Jesus nos pide que sigamos cuando estamos en presencia del Padre; cuando estamos inmersos en la oración él nos pide entrega total, pureza de corazón, intimidad y compromiso con la oración, nos pide que seamos consecuentes con nuestras acciones y pensamientos. 

la oración es una conversación íntima con Dios, que nos acerca más a él y nos ayuda a lograr día a día a consagrarnos más a nuestro Él y quién más para llevar este mensaje que los apóstoles predilectos de Jesús, quienes fueron testigo de este hecho, pero que además en sus propias vidas son ejemplo para cada uno de nosotros y son el modelo a seguir que Jesús quiere para nosotros.

Oremos y conversemos con Dios, porque la oración nos hace santos y nos acerca más a Él, como lo hizo Jesús en el monte y como luego nos enseñaron los apóstoles para construir la iglesia que hoy conocemos.