Salmo de Alabanza

Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva; entremos a su presencia dándoles gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los Dioses: tiene en su mano las cimas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes. Suyos el Mar porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Vengan postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchen hoy su voz: No endurezcan el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto: cuando tus padres me pusieron a prueba, y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante 40 años aquella generación me repugno y dije: es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso. Salmo 95